¿Todos los wersterns nos situan a los indios como malvados arranca-cabelleras y al séptimo de caballeria como los valientes salvadores?
La respuesta es no, aparte de algunas películas sueltas, en los años 50 hubo una corriente de películas con un claro mensaje pro-indio. La precursora fue Flecha rota (1950) y poco después llegaría La puerta del diablo.
Cuenta la historia de un indio navajo que después de luchar en la guerra de independencia americana y ser condecorado vuelve a su tierra para seguir su sueño de criar ganado. Pero para su sorpresa al llegar se encuentra con una ley que impide a los indios tener tierras y que los manda a la reserva. Lanza Rota no está dispuesto a ceder su territorio tan facilmente.
Anthony Mann sabe dibujar perfectamente el ideario indio, realmente nos hace sentir el apego a la tierra que siente la tribu y el dolor que es para ellos tener que partir de allí. Todo esto contado con dureza, con realismo si se quiere, no hay lugar para el sentimentalismo ñoño en esta película.
Catalogada como obra menor de Mann, a mi desde luego no me lo parece.
Etiquetas: Mi cine
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