Intentar hacernos creer que el cine historico recrea con toda veracidad personjes y ambientes, es una rémora que ha estado presente desde siempre, pero que ultimamente se esta haciendo más notable si cabe. Se intenta mediante los objetos, el vestuario y mil tonterias más que realmente creamos que todo fue tal y como viene dibujado en la película, lo que no esta mal, pero que muchas veces es mucha molestia para olvidar lo que se quiere contar.
La película que he visto hoy sería como una antitesis a todo esto, The private life of Henry VIII trata acerca de este personaje, de un acercamiento a como pudo sentirse durante su vida. Pero en ella los criados hacen comentarios inverosimiles, los decorados dan ambiente pero no resaltan y el retrato de Henry es pura caricatura. ¿Y sabeís que? Logra que me haga una idea muy aproximada de lo que el director quería contar, de su visión del personaje.
Y es que las recreaciones milimetricas y puntillosas cada día logran más hacer el efecto contrario, cargan las películas de una envoltura vacía que no nos dice nada.
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