El cine no corre por su mejor momento, sobre todo el cine comercial. El mayor problema es que nadie quiere contar nada, o no saben, o como al contar siempre lo mismo tienen los mismos beneficios por qué preocuparse...
Por eso cineastas como Nanni Moretti tienen tanto valor, sus películas nos plantean dudas, nos apuntan a cosas que quizás no vemos pero que existen. En Habemus Papam nos enfrentamos a un papa electo que sufre una crisis nerviosa y huye del balcón donde deber dar la tradicional bendición. Esto ya nos proveé de unas cuantas imagenes poderosas, por inusuales.
A partir de ahí se puede hablar de cuando se producen vacios de poder, de cuando el poder aunque nos parezca raro es algo indeseable. Y para apuntar tantas cosas no hace falta acudir a la densidad de Tarkovsky, Moretti nos lo puede contar con una ligereza asombrosa.
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