Hace poco me tiré de cabeza a un maratón de películas de 2011 para hacer mi lista, y no acabé descontento. El problema es que uno corre el peligro de tener mala memoria como yo y medio olvidar lo bueno que era el cine antes.
Estos días gracias a un ciclo de Billy Wilder me estoy reencontrando con el maestro y esto es otra cosa. Wilder podía crearte una peli de espionaje bélico en un hotel, con solo un plató de interiores y encima sobre la figura de Rommel cuando aún quedaban dos años para que acabara la segunda guerra mundial. Casi nada, miras ahora las películas sobre la guerra de Irak y es que te da la risa...
Y se trata de un Wilder menor según los críticos, menor claro comparado con el resto que hizo pero sería una película superlativa casi hoy en día. Por todos los temas que trata, por como los trata y porque lo hace en hora y media de una manera muy ágil.
No suelo ser de los pesimistas que dicen que como el cine de antes no hay nada y que ahora solo se hace basura, pero es que mira uno para atrás y de momento los grandes de ahora tienen mucho camino por recorrer para acercarse.
Aquel Hollywood censurado, mojigato y con muchos menos medios le da mil vueltas al de ahora. Esperemos que los buenos tiempos vuelvan algún día.
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