Uno de mis generos favoritos es sin duda el western, encierra mucho más de lo que parece y su único problema es que al ser un género en desuso hoy en día mucha gente lo tiene cuadriculado en falsos fantasmas. Por eso un proyecto como Hell on Wheels captó mi atención de inmediato. Y producido por AMC nada menos.
El western tiene la gran virtud de ser una excusa, uno puede contar cualquier historia dentro de un western, como sucede con la ciencia-ficción, por eso duele tanto que sea tan convencional. Todo es previsible, todo nos suena y por tanto todo nos deja indiferentes.
La serie ya ha sido renovada para una segunda temporada, desconozco como le esta iendo en temas de audiencia aunque supongo que bien, pero desde el punto de vista de interés hace que le entre a uno un poco de más morriña sobre como podría haber sido una segunda temporada de Rubicon.
Ahora solo queda calzarse un John Ford y hacer las paces.
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